VI
La Real y Pontificia Universidad de México,
tras el cierre de sus puertas en 1867 fue sujeta a constantes modificaciones,
la más importante, la escición que se dio entre la denominada Universidad
Pontificia Mexicana, reabierta hacia 1895 y la
Universidad Nacional de México a partir de 1910 y de la cual fue
precursora.
Porfirio Díaz
inauguró en 1910 la Universidad Nacional de México, con el fin de reorganizar
y vigorizar la educación media y superior en México, en dónde quedaron reunidas
las escuelas profesionales fundadas a lo largo del siglo XIX -Preparatoria,
de Jurisprudencia, de Medicina, de Ingenieros, de Bellas Artes- y a la recién
creada Escuela de Altos Estudios (abril 1910 y antecedente directo de la Facultad de Filosofía y Letras).[1] De
hecho, esta sería la constante a lo largo de los diez años consecutivos en los
que se enmarcó la Revolución mexicana. Escuelas y preparatorias fueron
incorporándose a la Universidad pulatinamente, como Odontología, Enfermería,
Veterinaria, etcétera. El primer rector
de la Universidad fue el jurista Joaquín Eguía Lis (1833-1917?).
Como ya habíamos mencionado, la reinauguración
se enmarcó dentro de los festejos de los 100 años de Independencia de México.
El discurso inaugural México se llevó a cabo el 22 de septiembre de 1910 y fue
encargado a Justo Sierra (1848-1912), quien fungía como Ministro de Instrucción
Pública y Bellas Artes. (El discurso íntegro puede encontrarse aquí). Hay
ciertos pasajes que vale la pena destacar, por ejemplo, aquel que habla del ideal que deben perseguir
l@s universitari@s, el cual sigue siendo válido y muy actual:
O la crítica feroz en contra de la educación
impartida en la Real y Pontificia Universidad de México, precursora de la Universidad Nacional de México.
Con lo anterior quedaron de manifiesto ciertos
valores que de ahora en adelante la universidad tendría que perseguir, por
ejemplo, el laicicismo, el carácter científico, nacional, humanista,
características que debían de ser parte integral de todas y cada una de las ramas
del conocimiento. Además, Justo Sierra apoyó no solamente la idea universalista
del conocimiento sino también el necesario desarrollo nacionalista al que debía
contribuir la Universidad Nacional de México. Con este fin llevó a cabo –en su
discurso inaugural- un recuento puntual del desarrollo histórico del papel de
su precursora, la Real y Pontificia Universidad de México, y es quizá, una de
las mejores reflexiones acerca del devenir histórico de dicha institución.
Empero, salta a la vista que -a pesar de encontrarse México a un paso del
estallido revolucionario-, Justo Sierra, no pronunció una sola palabra en
contra del General Díaz, tampoco mencionó nada en contra del llamado grupo de
los “Científicos” grupo que había acompañado a Díaz bajo casi todo su mandato,
tampoco dijo nada en contra de la falta de democracia o de libertad de
expresión, o de la desigualdad imperante en México. En realidad Justo Sierra era -en toda la extensión de la
palabra-, un hombre de su tiempo, interesado en el progreso teleológico mexicano, cientificista, humanista, quien paulatinamente de había alejado de las posiciones ortodoxas positivistas, y quien había ocupado
cargos importantes dentro del Gabinete porfirista, incluso Ministro de la
Suprema Corte de Justicia.
Sólo dos semanas después, el 5 de octubre,
Francisco I. Madero llamaba al estallido revolucionario para el 20 de Noviembre
de 1910, su Plan de San Luis Potosí comenzaba diciendo “Los pueblos, en su
esfuerzo constante porque triunfen los ideales de libertad y justicia, se ven
precisados en determinados momentos históricos a realizar los mayores
sacrificios”.[2]
(...)
La moneda se había lanzado...
[1] Cfr. „UNAM Historia“, en:
http://www.100.unam.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=108&Itemid=77
(05.02.2014)
Es
importante mencionar que también el denominado Grupo Ateneo de la Juventud
fundado durante la primer década del siglo XX tuvo un impacto notable en cuanto
al tratamiento de la Humanidades, mismas que durante la época positivista ahbái
quedado muy mermadas. Antonio Caso, fue uno de los grandes impulsores de la
conformación de la Universidad Nacional de México y de la Universidad Popular
Mexicana, en donde sobre todo se impartieron conferencias a adultos, a asociaciones mutualistas y
obreros y la cual sobrevivió hasta 1920.
Foto 1: Invitados: Discurso Inaugural de Justo Sierra.
Foto 2: Fachada de la Rectoría de la Universidad Nacional de México y de la Escuela de Altos Estudios, antigua Escuela Normal para Profesores. 1910. Centro Histórico, Callejón de Santa Teresa, en: http://www.flickr.com/photos/juristasunam/8268746562/ (06.02.2014)
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