VII
1910 marca el comienzo del siglo XX mexicano, así como 1917
marcó el comienzo del siglo XX mundial, con la denominada Revolución de
Octubre.
El llamado al levantamiento revolucionario hecho por Francisco
I. Madero para el 20 de noviembre de 1910 bajo el lema de “Sufragio efectivo no
reelección” fue escuchado por muchos grupos, entre ellos los hermanos Serdán en
Puebla, quienes fueron sorprendidos unas horas del 20 de noviembre de 1910. Durante
los últimos meses de 1910 y los primeros de 1911 hubo levantamientos, pero no
una guerra frontal entre los revolucionarios y el gobierno de Díaz. Los
diversos incidentes y el paulatino retiro del apoyo de los Estados Unidos al
gobierno de Díaz lograron que éste abandonará México a finales de mayo de 1911.
Cuatro años más tarde moría en el exilio
en Francia, donde aún sigue enterrado.
1910 fue también el año en que la Universidad Nacional de
México se inauguró, pero no pensemos que sus inicios fueron fáciles. De hecho,
hubo muchos opositores, incluso diputados que ejercieron presión para que
volviera a cerrarse, para dejar la educación en manos de las escuelas
profesionales, mismas que habían sido centro de conocimiento de cada una de las
ramas de conocimiento, bajo el supuesto de que el gasto en la Universidad resultaba
“dispendioso”, que era un lujo y que a final de cuentas se había inaugurado
con el fin de deslumbrar a los invitados que participaron en los festejos de la 100 años de Independencia. (el 15 de septiembre también era el día del cumpleaños del General Díaz...coincidentemente)
Por otro lado, se ha dicho que
Los primeros años de la Universidad Nacional de México se
caracterizaron por un rechazo de profesores y alumnos al movimiento
revolucionario y a cualquier intento de modificar su statu-quo. Además, la
nueva institución no se basaba en un proyecto bien estructurado, sino en buenas
intenciones (como lo vimos en el discurso de Justo Sierra). En estas
circunstancias, la Universidad no podía tener un desarrollo propio y mucho
menos brillante, sólo podía tratar de sobrevivir. [1]
A pesar de lo anterior, (y como también lo menciona Marsiske),
todos los acontecimientos mundiales que se fueron sumando al desarrollo
revolucionario mexicano, coadyuvaron a un mayor interés por parte de la
comunidad universitaria y sobre todo de su alumnado para comprometerse con la
realidad nacional. Estos años también marcaron el inicio de la conformación de
grupo estudiantiles ligados a la discusión de temas nacionales y a la
consolidación de una idea de lo “nacional”. En este aspecto, la Universidad
sería un elemento clave, como hasta hoy en día lo es.
Al abrir sus puertas la Universidad contaba con cuatro
Escuelas: la de Ingenieros, Jurisprudencia, Medicina y la Escuela de Altos Estudios (antecedente de
la Facultad de Filodosfía y Letras pero también de la Facultad de Ciencias).
Durante su primer año de vida contó con aproximadamente 1,000 estudiantes.[2]
Procedentes de una clase media y porfiriana.[3]
Para 1916/17 la universidad “dio su apoyo a la revolución y
en particular a Venustiano Carranza (el grupo constitucionalista) que
representaba la facción moderada del movimiento y, para ellos, sería el único
que podía lograr alcanzar la estabilidad nacional.”[4] Por último, es
importante mencionar que a partir de los cambios constitucionales de 1917, la
Secretaría de Instrucción Pública desapareció. La Universidad quedó entonces sujeta al
Departamento Universitario y de Bellas Artes.
[1] Marsiske, Renate:”
La Universidad de México: Historia y Desarrollo”, en Revista Historia de la Educación Latinoamericana, núm. 8, 2006, pp.
11-34, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia,Colombia pp. 9-34. P.18.
Ver: http://www.redalyc.org/pdf/869/86900802.pdf
(09.02.2014)
[2] Al inicio de la Revolución mexicana,
México contaba con 15, 2 millones de habitantes. Fuenbte: INEGI.
[3] Álvarez Sánchez, Adriana: „La
Universidad Nacional de México y el Centenario de la Independencia”, en XIV Encuentro de Latinoamericanistas
españoles. P. 361.
[4]
Ibidem., p.363.
Foto: Antiguo escudo de la Universidad Nacional, el cual apela al cientificismo imperante de la época.
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