miércoles, 23 de abril de 2014


Informamos que el Consejo editorial ha decidido ampliar la fecha para recepción de materiales. La nueva fecha es: 15 d ejulio de 2014. Hemos tomado esta decisión a partir del excelente eco que ha obtenido la convocatoria y porque queremos que más voces se hagan escuchar, que tods quedemos representados.
¿Qués esperas?
¡Participa!
Colaboraciones al correo: unam.huelga.15@gmail.com






domingo, 23 de marzo de 2014

Cronología del movimiento estudiantil mexicano


Hoy queremos -más que hacer de nuevo una cronología- decirles que ya antes un egresado de la Facultad de Derecho d ela UNAM el profesor Manuel Ovilla Mandujano elaboró en 1976 una cronología del movimiento estudiantil mexicano que entregó a las autoridades de la Universidad Autónoma de Puebla para su publicación, aunque ésta no se llevaría a cabo sino al paso de algunas décadas. Como es de esperarse, la cronología llega hasta 1968.
En este rubro es importante decir que efectivamente no todos los movimientos estudiantiles de México han sido abanderados por las ideales de la izquierda mexicana, pues hay algunos movimientso que también han surgido desde la derecha. El estudio de los movimientos estudiantiles mexicanos, merece por ello, analizar los diferentes momentos históricos a partir de sus múltiples facetas, protagonistas, demandas, lugares y contextos.
El intento por la recuperación de la memoria histórica necesita recordar estos momentos que nos indican que día a día la lucha debe emprenderse de nueva cuenta.

El texto de Ovilla Mandujano puede encontrarse aquí.




Foto: Movimiento estudiantil  de la Universidad Michoacana, 1966.

jueves, 6 de marzo de 2014

UNAM: La lucha por la Autonomía universitaria.

IX


Como ya lo anticipábamos, hoy daremos un pequeño recorrido en la historia de la lucha por la autonomía universitaria.
De nueva cuenta resuena el nombre de Justo Sierra, quien como miembro de la Cámara de Representantes propugnaba ya por una nueva universidad (recuerden que la Universidad Nacional de México surgió a partir de la Real y Pontificia Universidad de México), logro que llegaría a concretarse hasta 1910, en medio de los festejos patrióticos del Centenario de la Independencia de México. Porfirio Díaz nunca sospechó que 1910 sería recordado históricamente como el año en que comenzó la Revolución mexicana...Paradojas de nuestra historia.  Así, en 1881, Justo Sierra, proponía no solo la fundación de una Universidad Nacional sino también autónoma. Las diversas voces no tardaron en hacerse escuchar, por ejemplo, Luis Cabrera se opuso rotundamente a esta característica, ya que si la Universidad dependía económicamente del Estado entonces no podría ser legítimamente autónoma, es más, ni siquiera era deseable. 
Así y durante los años revolucionarios, la Universidad Nacional se encontraba ligada a las órdenes y designios de los distintos Presidentes y Secretarios de Educación Pública. Los años veinte que fueron tan especiales a nivel mundial (por ejemplo en Estados Unidos, comenzó la fabricación en serie, la Unión Soviética estaba viviendo los cambios sociales tras la Revolución de Octubre de 1917, Alemania – la gran perdedora de la Primera Guerra Mundial- trataba de concretar el proyecto de la denominada República de Weimar) le significaron a México también la posibilidad de encontrar el reconocimiento a los gobiernos de los sonorenses por parte de las potencias mundiales y con ello el comienzo del proceso estabilizador de México tras la Revolución. (Sin este reconocimiento ningún préstamo para la modernización de México podía llevarse a cabo). Recordemos, además, que los intereses políticos de potencias como Estados Unidos o Gran Bretaña se encontraban basados en su sintereses económicos, acrecentados por sus acciones en las compañías petroleras.
A mediados de los años veinte- México viviría uno de sus capítulos más sangrientos: La denominada Guerra Cristera o Cristiada, una guerra civil que se dio entre milicianos campesinos cernanos a la iglesia católica y el gobierno mexicano al interior de la República mexicana en contra de las reformas anticlericales de la Constitución de 1917 y puestas en marcha por Calles,  estas reformas defendía –entre otros aspectos-, quitarle la fuerza política y educativa al clero mexicano. Así, llegó el año 1928, el año en que fue asesinado Álvaro Obregón y en el que José Vasconcelos se decidió a contender en las elecciones presidenciales. Así se dió el movimiento vasconcelista, el cual fue apoyado por muchos jóvenes, algunos discipulos de Vasconcelos quien como ya hemos visto, había fungido tanto como rector de la Universidad Nacional de México como Secretario de Educación Pública. Alejandro Gómez Arias (Oaxaca, 1906), se interesó en la retórica y a través de su facilidad de palabra consiguió el Premio Nacional de Oratoria, haciéndose de muchos seguidores incluso  gracias a lo anterior y a su carismo es que fue nombrado Presidente del Consejo de Huelga. Se ha dicho que
el mérito de Gómez Arias en esta lucha radica en dos puntos, inicialmente en no claudicar, pues el movimiento no careció de tensión, al punto de que en cualquier momento hubiese estallado la violencia, cuidó de que ésta no estallara, al menos no de parte de los estudiantes; su otro gran mérito fue equilibrar las demandas de los distintos grupos que formaban el movimiento, pues de no haber sido así, los estudiantes se habrían dividido y debilitado ante semejante lucha, el resultado, sin duda, hubiese sido la derrota total de una causa justa.[1]


Es interesante apuntar que si bien el movimiento estudiantil de 1999-2000 de la UNAM pugnaba por la representación horizontal y hasta anónima, el naciente movimiento estudiantil reconocía abertamente a sus líderes, de ahí que Alejandro Gómez Arias haya sido tan conocido entonces. (Por cierto, años antes también había sido el novio de Frida Kahlo).
Pero Vasconcelos perdió las elecciones ante el elegido de Calles, Pascual Ortiz Rubio, candidato del Partido Nacional Revolucionario, el PNR, antecedente directo del PRI.
En julio de 1929 y gracias al movimiento estudiantil, la Universidad obtuvo su estatuto de Autonomía y quedó establecida, finalmente, como: Universidad Nacional Autónoma de México. Alejandro Gómez Arias, trabajo un gran periodo dentro de la Universidad, también como abogado y como columnista de la revista ¡Siempre! Donde dejó un abasta colección de artículos, los cuales valdría la pena rescatar del olvido. Gómez Arias murió en 1990.
¿Qué significa en la práctica la autonomía universitaria?
A decir por el historiador Miguel León Portilla en su artículo “Humanidades, ciencias sociales y autonomía universitaria”, el cual puede encontrarse aquí,  autonomía significa que

La Universidad se gobierna a sí misma. Elige libremente a sus autoridades que, en el caso de la UNAM, son el Rector, los miembros de la Unta de Gobierno, los integrantes del Consejo Universitario, los del Patronato, los directores de Facultades, Escuelas e Institutos. También en virtud de su autonomía ejerce su presupuesto, previa aprobación del Consejo Universitario, al que cada año rinde cuentas de su ejercicio. Dicho Consejo aprueba los estatutos de docentes e investigadores, al igual que los planes de estudio. También como consecuencia de su autonomía, la Universidad lleva a cabo tareas de docencia e investigación concebidas y realizadas libremente por sus miembros. Igualmente difunde la cultura y la hace llegar a incontables personas por todos los medios de que dispone.[2]

Los derechos que se ganan deben defenderse día día, la autonomía universitaria es una de las virtudes más nobles de la Universidad Nacional Autónoma de México. A 85 años de haber ganado la autonomía universitaria refrendamos su defensa y la necesidad no solo de que la autonomía no se vea empañada sino que los mecanismos para la representación universitaria sean más transparentes. Por ejemplo, en el caso de la designación de Directores, quienes a la larga logran controlar las votaciones en el Consejo Universitario, máximo órgano colegiado de la UNAM.







[1] Haro Oteo, Javier Arturo: “Apología de Alejandro Gómez Arias”, en: http://cafecin.wordpress.com/2005/12/08/apologia-de-alejandro-gomez-arias-por-javier-arturo-haro-oteo/ (05.03.2014)


[2] León-Portilla, Miguel: “Humanidades, ciencias sociales y autonomía universitaria”, en: Revista de la Universidad de México, p. 7. Ver: http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/3006/pdfs/5-11.pdf (05.03.2014)


Foto: "Huelguistas autonomistas, 1929". Ibid

jueves, 20 de febrero de 2014

Los Antecedentes de la Universidad Nacional de México: José Vasconcelos y nuestro lema universitario

VIII

Pocos nombres se encuentran tan íntimamente ligados a la identidad del mexicano, a la construcción del nacionalismo mexicano y a la tareas de alfabetización y reforma educativa como el de José Vasconcelos (1882-1959).
Una de las tareas de la post Revolución mexicana fue la (re)creación de la noción de Patria. Para Vasconcelos el “patriotismo” se hace con altos jornales, con millones de escuelas, con ideas y sentimientos de justicia, con aspiraciones rigurosas e irresistibles de libertad”[1].
La participación en el Ateneo de la Juventud , la experiencia ganada e inspirada a partir de la revista Savia Moderna impregnarían a Vasconcelos y lo embarcarían en un viaje sin retorno, esto es, a la reflexión cotidiana sobre la tarea de la enseñanza-aprendizaje en un país con tanta desigualdad social y  económica.  Vasconcelos quien se había licenciado en Derecho, apoyó la presidencia de Madero, y durante su regencia fungió como presidente del Ateneo de la Juventud.  (En este tiempo se creó la Facultad de Humanidades). Pero cuando Victoriano Huerta concretó el Golpe de Estado en contra de Madero, Vasconcelos se refugió intermitentemente tanto en Europa como en Estados Unidos y con esporádicas estancias en México. “Tras la muerte de Carranza el presidente Interino Adolfo de la Huerta le encargó el Departamento Universitario y de Bellas Artes, cargo que incluiría la rectoría de la Universidad Nacional de México.”[2]  Vasconcelos se dedicó a incentivar la apertura de un gran número de primarias y bibliotecas a lo largo y ancho del país con el fin de combatir el analfabetismo imperante. Además, tuvo la visión de convocar a los muralistas mexicanos a plasmar la historia nacional en los muros de la recién fundada Secretaría de Educación Pública,la cual tendría alcance nacional (octubre de 1921), antes Departamento Universitario y de Bellas Artes (alcance local).  Bajo la dirección de Vasconcelos la educación en México adquirió el carácter de laica, gratuita, obligatoria y uniforme.[3]

Para expresar todas estas ideas que hoy procuro exponer en rápida síntesis, hace algunos años, cuando todavía no se hallaban bien definidas, procuré darles signos en el nuevo Palacio de la Educación Pública de México. Sin elementos bastantes para hacer exactamente lo que deseaba, tuve que conformarme con una construcción renacentista española, de dos patios, con arquerías y pasarelas, que tienen algo de la impresión de un ala. En los tableros de los cuatro ángulos del patio anterior hice labrar alegorías de España, de México, Grecia y la India, las cuatro civilizaciones particulares que más tienen que contribuir a la formación de la América Latina. En seguida, debajo de estas cuatro alegorías, debieron levantarse cuatro grandes estatuas de piedra de las cuatro grandes razas contemporáneas: la Blanca, la Roja, la Negra y la Amarilla, para indicar que la América es hogar de todas, y de todas necesita. Finalmente, en el centro debía erigirse un monumento que en alguna forma simbolizara la ley de los tres estados: el material, el intelectual y el estético. Todo para indicar que, mediante el ejercicio de la triple ley, llegaremos en América, antes que en parte alguna del globo, a la creación de una raza hecha con el tesoro de todas las anteriores, la raza final, la raza cósmica.[4]

 Pero antes, incluso que sus más connotadas obras El Ulises Criollo (1935) y La Raza Cósmica (1925), Vasconcelos esgrimió el lema que hasta hoy identifica a nuestra querida Universidad “Por mi raza hablará el espíritú”, Fue en abril de 1921, cuando presentó ante el Consejo Universitario su propuesta de lema y escudo. Según lo explicaría más tarde, el lema "significa [...] la convicción de que la raza nuestra elaborará una cultura de tendencias nuevas, de esencia espiritual y libérrima", mientras que el escudo representa a "Nuestro continente nuevo y antiguo, predestinado a contener una raza quinta, la raza cósmica, en la cual se fundirán las dispersas y se consumará la unidad". Imaginé así el escudo universitario que presenté al Consejo, toscamente y con una leyenda: Por mi raza hablará el espíritu, pretendiendo significar que despertábamos de una larga noche de opresión, dijo entonces.[5]

En nuestra siguiente entrega: La lucha por la Autonomía universitaria.






[1] Casasola Pérez, Adriana: La creación de la Secetaría de Educación Pública como producto del  ideal nacionalista de José Vasconcelos, (Tesis de licenciatura) México: UNAM 2006.
[2] Wikipedia „José Vasconcelos“ (18.02.2014)
[3] Cfr. Casasola Pérez: La creación…
[4] "José Vasconcelos: La Raza Cósmica", en http://www.filosofia.org/aut/001/razacos.htm (19.02.2014)
[5] “José Vasconcelos: Por mi raza hablará el espíritu” en: Cultura Unam http://www.cultura.unam.mx/index.html?tp=articulo&id=1228&ac=mostrar&Itemid=&ct=414&titulo=jos%C3%A9-vasconcelos-por-mi-raza-hablar%C3%A1-el-esp%C3%Adritu (19.02.2014) 
Foto: Secretaría de Educación Pública, Mural de Diego Rivera.

viernes, 14 de febrero de 2014

Antecedentes de la Universidad Nacional Autónoma de México: La Universidad Nacional durante los años revolucionarios 1910-1920

VII


1910 marca el comienzo del siglo XX mexicano, así como 1917 marcó el comienzo del siglo XX mundial, con la denominada Revolución de Octubre.
El llamado al levantamiento revolucionario hecho por Francisco I. Madero para el 20 de noviembre de 1910 bajo el lema de “Sufragio efectivo no reelección” fue escuchado por muchos grupos, entre ellos los hermanos Serdán en Puebla, quienes fueron sorprendidos unas horas del 20 de noviembre de 1910. Durante los últimos meses de 1910 y los primeros de 1911 hubo levantamientos, pero no una guerra frontal entre los revolucionarios y el gobierno de Díaz. Los diversos incidentes y el paulatino retiro del apoyo de los Estados Unidos al gobierno de Díaz lograron que éste abandonará México a finales de mayo de 1911.  Cuatro años más tarde moría en el exilio en Francia, donde aún sigue enterrado.

1910 fue también el año en que la Universidad Nacional de México se inauguró, pero no pensemos que sus inicios fueron fáciles. De hecho, hubo muchos opositores, incluso diputados que ejercieron presión para que volviera a cerrarse, para dejar la educación en manos de las escuelas profesionales, mismas que habían sido centro de conocimiento de cada una de las ramas de conocimiento, bajo el supuesto de que el gasto en la Universidad resultaba “dispendioso”, que era un lujo y que a final de cuentas se había inaugurado con el fin de deslumbrar a los invitados que participaron en los festejos de la 100 años de Independencia. (el 15 de septiembre también era el día del cumpleaños del General Díaz...coincidentemente)

Por otro lado, se ha dicho que

Los primeros años de la Universidad Nacional de México se caracterizaron por un rechazo de profesores y alumnos al movimiento revolucionario y a cualquier intento de modificar su statu-quo. Además, la nueva institución no se basaba en un proyecto bien estructurado, sino en buenas intenciones (como lo vimos en el discurso de Justo Sierra). En estas circunstancias, la Universidad no podía tener un desarrollo propio y mucho menos brillante, sólo podía tratar de sobrevivir. [1]

A pesar de lo anterior, (y como también lo menciona Marsiske), todos los acontecimientos mundiales que se fueron sumando al desarrollo revolucionario mexicano, coadyuvaron a un mayor interés por parte de la comunidad universitaria y sobre todo de su alumnado para comprometerse con la realidad nacional. Estos años también marcaron el inicio de la conformación de grupo estudiantiles ligados a la discusión de temas nacionales y a la consolidación de una idea de lo “nacional”. En este aspecto, la Universidad sería un elemento clave, como hasta hoy en día lo es.

Al abrir sus puertas la Universidad contaba con cuatro Escuelas: la de Ingenieros, Jurisprudencia, Medicina y  la Escuela de Altos Estudios (antecedente de la Facultad de Filodosfía y Letras pero también de la Facultad de Ciencias). Durante su primer año de vida contó con aproximadamente 1,000 estudiantes.[2] Procedentes de una clase media y porfiriana.[3] 

Para 1916/17 la universidad “dio su apoyo a la revolución y en particular a Venustiano Carranza (el grupo constitucionalista) que representaba la facción moderada del movimiento y, para ellos, sería el único que podía lograr alcanzar la estabilidad nacional.”[4] Por último, es importante mencionar que a partir de los cambios constitucionales de 1917, la Secretaría de Instrucción Pública desapareció. La Universidad quedó entonces sujeta al Departamento Universitario y de Bellas Artes.  







[1] Marsiske,  Renate:” La Universidad de México: Historia y Desarrollo”, en Revista Historia de la Educación Latinoamericana, núm. 8, 2006, pp. 11-34, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia,Colombia pp. 9-34. P.18. Ver:  http://www.redalyc.org/pdf/869/86900802.pdf (09.02.2014)
[2] Al inicio de la Revolución mexicana, México contaba con 15, 2 millones de habitantes. Fuenbte: INEGI.
[3] Álvarez Sánchez, Adriana: „La Universidad Nacional de México y el Centenario de la Independencia”, en XIV Encuentro de Latinoamericanistas españoles. P. 361.
[4] Ibidem., p.363.
Foto: Antiguo escudo de la Universidad Nacional, el cual apela al cientificismo imperante de la época.

lunes, 10 de febrero de 2014

10 de febrero de 1999

El Secretario de Planeación, Salvador Malo, afirmó “antes de un mes el rector de la UNAM dará a conocer públicamente los resultados de los estudios que determinarán el monto de las cuotas para bachillerato y licenciatura".[1]
 Anteriormente, las autoridades universitarias habían lanzado una campaña llamada UNAMos Esfuerzos, en donde, daban las cifras de las cuotas impuestas en las diferentes universidades estatales de México... El mensaje era claro: si los alumnos de las universidades estatales pagan, ¿por qué los alumnos de la UNAM no? Los diferentes campus universitarios se vieron inundados con sendos pósters que difundían esta información. (Ver cuadro abajo)

Fue entonces cuando los alumnos de la Universidad nos decidimos a hacer una contracampaña basada en los datos de la propia Universidad, en donde, entre otros asuntos, quedaba claro que: 75%  de los/las estudiantes de la UNAM eran la primera generación de estudiantes universitarios de sus hogares y por otro, que la familia de un porcentaje similar de estudiantes percibían mensualmente menos de cuatro o tres salarios mínimos.

La campaña UNAMos Esfuerzos que comenzaron las autoridades demostró el distanciamiento entre ellos y la comunidad universitaria. A pesar de sus discursos, el Reglamento General de Pagos (RCP) no se discutiría abiertamente, los órganos colegiados tuvieron -en una primera fase- la consigna de aprobarlo tal y como se los presentaron. 

Aquí comenzaba la historia de un movimiento estudiantil en defensa de la universidad pública y gratuita y contra el autoritarismo de las autoridades universitarias. 














[1] Cfr „Cronología“, en CIU: Segunda Carpeta del Movimiento Estudiantil, en: http://www.oocities.org/el_acceso/2cme.htm (09.02.2014)
Cuadro comparativo: http://www.biblioweb.tic.unam.mx/libros/movimiento/capitulo1.html
Foto “No a las cuotas”, en: El Universal,  02.11.2009.


domingo, 9 de febrero de 2014

Antecedentes de la Universidad Nacional Autónoma de México (1910-Reinauguración)

VI

La Real y Pontificia Universidad de México, tras el cierre de sus puertas en 1867 fue sujeta a constantes modificaciones, la más importante, la escición que se dio entre la denominada Universidad Pontificia Mexicana, reabierta hacia 1895 y  la  Universidad Nacional de México a partir de 1910 y de la cual fue precursora.
Porfirio Díaz  inauguró en 1910 la Universidad Nacional de México, con el fin de reorganizar y vigorizar la educación media y superior en México, en dónde quedaron reunidas las escuelas profesionales fundadas a lo largo del siglo XIX  -Preparatoria, de Jurisprudencia, de Medicina, de Ingenieros, de Bellas Artes- y a la recién creada Escuela de Altos Estudios (abril 1910 y antecedente directo de la Facultad de Filosofía y Letras).[1] De hecho, esta sería la constante a lo largo de los diez años consecutivos en los que se enmarcó la Revolución mexicana. Escuelas y preparatorias fueron incorporándose a la Universidad pulatinamente, como Odontología, Enfermería, Veterinaria, etcétera.  El primer rector de la Universidad fue el jurista Joaquín Eguía Lis (1833-1917?).
Como ya habíamos mencionado, la reinauguración se enmarcó dentro de los festejos de los 100 años de Independencia de México. El discurso inaugural México se llevó a cabo el 22 de septiembre de 1910 y fue encargado a Justo Sierra (1848-1912), quien fungía como Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes. (El discurso íntegro puede encontrarse aquí). Hay ciertos pasajes que vale la pena destacar, por ejemplo,  aquel que habla del ideal que deben perseguir l@s universitari@s, el cual sigue siendo válido y muy actual:



O la crítica feroz en contra de la educación impartida en la Real y Pontificia Universidad de México, precursora de la Universidad Nacional de México.



Con lo anterior quedaron de manifiesto ciertos valores que de ahora en adelante la universidad tendría que perseguir, por ejemplo, el laicicismo, el carácter científico, nacional, humanista, características que debían de ser parte integral de todas y cada una de las ramas del conocimiento. Además, Justo Sierra apoyó no solamente la idea universalista del conocimiento sino también el necesario desarrollo nacionalista al que debía contribuir la Universidad Nacional de México. Con este fin llevó a cabo –en su discurso inaugural- un recuento puntual del desarrollo histórico del papel de su precursora, la Real y Pontificia Universidad de México, y es quizá, una de las mejores reflexiones acerca del devenir histórico de dicha institución. Empero, salta a la vista que -a pesar de encontrarse México a un paso del estallido revolucionario-, Justo Sierra, no pronunció una sola palabra en contra del General Díaz, tampoco mencionó nada en contra del llamado grupo de los “Científicos” grupo que había acompañado a Díaz bajo casi todo su mandato, tampoco dijo nada en contra de la falta de democracia o de libertad de expresión, o de la desigualdad imperante en México. En realidad  Justo Sierra era -en toda la extensión de la palabra-, un hombre de su tiempo, interesado en el progreso teleológico  mexicano, cientificista, humanista, quien paulatinamente de había alejado de las posiciones ortodoxas positivistas, y quien había ocupado cargos importantes dentro del Gabinete porfirista, incluso Ministro de la Suprema Corte de Justicia.  

Sólo dos semanas después, el 5 de octubre, Francisco I. Madero llamaba al estallido revolucionario para el 20 de Noviembre de 1910, su Plan de San Luis Potosí comenzaba diciendo “Los pueblos, en su esfuerzo constante porque triunfen los ideales de libertad y justicia, se ven precisados en determinados momentos históricos a realizar los mayores sacrificios”.[2] (...)

La moneda se había lanzado...










[1] Cfr. „UNAM Historia“, en:  http://www.100.unam.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=108&Itemid=77 (05.02.2014)
Es importante mencionar que también el denominado Grupo Ateneo de la Juventud fundado durante la primer década del siglo XX tuvo un impacto notable en cuanto al tratamiento de la Humanidades, mismas que durante la época positivista ahbái quedado muy mermadas. Antonio Caso, fue uno de los grandes impulsores de la conformación de la Universidad Nacional de México y de la Universidad Popular Mexicana, en donde sobre todo se impartieron conferencias  a adultos, a asociaciones mutualistas y obreros y la cual sobrevivió hasta 1920.
[2] La Revolución Mexicana. Documentos mínimos. México: Editorial ASBE 1989. P.29
Foto 1: Invitados: Discurso Inaugural de Justo Sierra.
Foto 2: Fachada de la Rectoría de la Universidad Nacional de México y de la Escuela de Altos Estudios, antigua Escuela Normal para Profesores. 1910. Centro Histórico, Callejón de Santa Teresa, en: http://www.flickr.com/photos/juristasunam/8268746562/ (06.02.2014)

jueves, 6 de febrero de 2014

6 de febrero 2000

El domingo “negro” 6 de febrero del año 2000, las botas de la Policía Federal Preventiva (PFP) se estrenaban en el campus universitario de Ciudad Universitaria. No nos sorprendieron, sabíamos que la toma de la Universidad estaba próxima, sobre todo después de lo sucedido en Prepa 3 unos días antes, “en que un grupo de porros y golpeadores pagados toman por la fuerza este plantel para después ser recuperado por lo estudiantes en huelga, lo que da el pretexto ideal para que la PFP haga su aparición publica”.[1]  La Policía Federal Preventiva tenía la tarea de sacar a los huelguistas de las instalaciones de la Universidad. Se traicionaba con esto los acuerdos del 10 de diciembre en donde se reconocía al CGH como interlocutor. El rector Juan Ramón de la Fuente había llamado a la participación al plebiscito con el fin de acabar con la huelga de la UNAM, como ha dicho Adolfo Gilly, con la “interminable” huelga de la UNAM.  Escribía Gilly, “esto no nos impide comprender por qué también muchos, sinceramente, hartos de una huelga interminable, creyeron que votar podí­a ser una salida y tomaron por buena su palabra. Ahora ya todos sabemos cuánto vale.”[2]
Hoy también recordamos las palabras de Luis Javier Garrido (1941-2012), uno de los pocos, poquísimos intelectuales y profesores universitarios que vieron la complejidad del movimiento estudiantil de fin de siglo que significó el movimiento del CGH, más allá de las posturas a veces irreconciliables, de los grupos que lo conformaron.

Dijo Luis Javier Garrido un día después de la entrada de la PFP a la UNAM:

(...) La toma policiaco-militar de las instalaciones de la UNAM constituye en primer término una derrota para Ernesto Zedillo y el gobierno que encabeza, pues pone al desnudo una vez más los rasgos antidemocráticos del régimen mexicano. La represión contra los estudiantes no tiene justificación alguna, pues a pesar de la propaganda desarrollada por el régimen, los hechos son inocultables: a lo largo de 292 dí­as, primero Barnés y luego De la Fuente se negaron sistemáticamente a dialogar con los estudiantes en huelga. En el Palacio de Minerí­a, lo mismo en julio que en diciembre, los emisarios del rector se negaron a discutir los seis puntos del pliego estudiantil, y el viernes 4 en la Antigua Escuela de Medicina, De la Fuente exigió del Consejo General de Huelga su rendición incondicional utilizando a los estudiantes detenidos en la Preparatoria 3 como rehenes y argumentando que su plebiscito, en el que no votó ni la mitad de la comunidad universitaria, constituí­a "un mandato": negándose una vez más a dialogar sobre los seis puntos del pliego estudiantil. Ante la evidente voluntad de diálogo por parte de la delegación del CGH que acudió con la voluntad de, a) establecer un diálogo que, b) llegara a un acuerdo para levantar la huelga, el rector insistió³ una y otra vez en que el diálogo sería después del levantamiento de la huelga, amenazando claramente con la represión, aunque ahora pretenda que no es responsabilidad suya, y pretendiendo de manera hipócrita que va a ayudar a liberar a los detenidos cuando él es el principal responsable de su encarcelamiento (...)

Hoy, a 14 años de ese domingo negro, podemos afirmar que a pesar del sabor a derrota, l@s estudiantes, trabajadore@s, profesor@s que participamos -en menor o mayor medida en el movimiento de 1999-2000- logramos frenar el embate neoliberal, es decir, privatizador, imperante en las universidades de América Latina.

¡La lucha sigue, no olvidamos!











[1] Kaosnelared.net
[2] Ver Adolfo Gilly: “El pueblo defenderá a los suyos”, La Jornada,  07.02.2000, en: http://www.jornada.unam.mx/2000/02/07/gilly.html (04.02.2014)
Fotos: La Jornada

miércoles, 5 de febrero de 2014

Artículo 3° o ¿Por qué luchamos en el '99?

I

Hace 97 años, el 5 de febrero de 1917 se promulgó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.[1] Fue el grupo de los Constitucionalistas quienes después de arduas luchas -enmarcadas dentro de la denominada  Revolución Mexicana- obtuvieron la hegemonía política y con ello la oportunidad de poner a su representante, Venustiano Carranza, quien sería presidente de México entre 1917 y 1920.

Reiteradamente se ha puesto énfasis en el hecho de que la Constitución mexicana es una de las constituciones que mayores derechos sociales posee (Por ejemplo,  las jornadas laborales). La Constitución mexicana, empero, no puede entenderse cabalmente sin las demandas que luchadores sociales como los hermanos Flores Magón llevaron a cabo incluso antes del estallido del proceso revolucionario. 


“En 1903, Flores Magón escribió acerca de la conmemoración del aniversario de la Constitución de 1857: ”Cuando ha llegado un 5 de febrero más y... la Justicia ha sido arrojada de su templo por infames mercaderes y sobre la tumba de la Constitución se alza con cinismo una teocracia inaudita ¿para qué recibir esa fecha, digna de mejor pueblo, con hipócritas muestras de alegría? La Constitución ha muerto, y al enlutarnos hoy con esa frase fatídica, protestamos solemnemente contra los asesinos de ella, que con escarnio sangriento al pueblo que han vejado, celebren este día con muestras de regocijo y satisfacción".[2]









En este día queremos hacer un recorrido a lo largo de la historia y los cambios que el artículo 3° constitucional ha tenido. Recordamos así uno de los principios esenciales de nuestra lucha: La educación debe ser pública y gratuita. Para ver las transformaciones del Artículo 3° ver aquí.[3]







[1] El 5 de febrero pero de 1857 también se juró la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, antecedente directo de la Constitución de 1917.
[2] Ver: „Ricardo Flores Magón“, en: http://www.memoriapoliticademexico.org/Biografias/FLM73.html (03.02.2014). También foto-Constitución.
[3] Ver: „Artículo 3°“ Textos Constitucionales“, en http://www.inehrm.gob.mx/pdf/documento_art3constitucional.pdf (03.02.2014)
Foto: Desinformémonos, periodismo de abajo.

martes, 4 de febrero de 2014

BIBLIOTECA CENTRAL


Sin duda nuestra Biblioteca Central posee una de las fachadas más hermosas del mundo. El mural de azulejos elaborado por el arquitecto Juan O'Gorman se titula "Representación histórica de la Cultura". Si se fijan en la imagen del Muro Poniente (aquí abajo) verán que dice Universidad Nacional de México sobre un escudo. Sucede que el arquitecto tomó el escudo creado bajo el rectorado de José Vasconcelos (1920-1921) y cuando la Universidad aún no había ganado la Autonomía.
Dicha Autonomía solo fue posible tras un movimiento estudiantil, como lo analizaremos más adelante.


Escuela Nacional Preparatoria


Sin duda, uno de los pilares más importantes de nuestra Universidad es la Escuela Nacional Preparatoria. Por ello, festejamos los 146 años de su fundación. De sus filas han salidos muchos de los más reconocidos científicos y humanistas de nuestro país. Sus alumnos también han sido protagonistas de la historia de México y quienes han estado presente en los diferentes movimientos estudiantiles  y sociales que se han sucitado en México, sobre todo a lo largo del siglo XX. 

"El 3 de febrero de 1868, se inauguró el primer ciclo escolar de la Escuela Nacional Preparatoria con una matrícula de novecientos alumnos, doscientos de los cuales eran internos en las instalaciones del Antiguo Colegio de San Ildefonso, misma que se ocupó como escuela hasta 1982".[1]

La Escuela Nacional Preparatoria cuenta con 9 Planteles.
Preparatoria 1 "Gabino Barreda"
Preparatoria 2 "Erasmo C.Quinto"
Preparatoria 3 "Justo Sierra"
Preparatoria 4 "Vidal Castañeda y N."
Preparatoria 5 "José Vasconcelos"
Preparatoria 6 "Antonio Caso"
Preparatoria 7 "Ezequiel A Chávez"
Preparatoria 8 "Miguel E Schulz"
Preparatoria 9 "Pedro de Alba"


Cuéntanos alguna historia que hayas vivido en tu paso por alguno de los planteles de la Escuela Nacional Preparatoria.











[1] “Antecedentes ENP“, en: http://dgenp.unam.mx/acercaenp/antecedentes.pdf (28.01.2014)
Foto: http://www.mexicodesconocido.com.mx/assets/images/notas_2011/Colegio-de-San-Ildefonso.jpg

lunes, 27 de enero de 2014

Antecedentes de la Universidad Nacional Autónoma de México durante el siglo XIX V

V

El siglo XIX marcó un nuevo ciclo dentro de la vida política, económica y cultural de México. Los procesos de independencia de principios de siglo llevaron a la conformación de la mayoría de los estados nacionales de América, solo con algunas excepciones, por ejemplo, Brasil, República Dominicana, Cuba que se independizarían más tarde. El siglo XIX o decimonónico estuvo marcado por los debates y pugnas entre los liberales y los conservadores, quienes basaban sus ideas en la política europea imperante en la época. Increíblemente y –como ya lo apuntaba Alexander von Humboldt durante su visita a América y a la Nueva España-, México era un candidato para optar por una Monarquía Constitucional. No estuvo nada errado en sus predicciones, pues efectivamente al término de la Independencia Agustín de Iturbide (quien ya había pactado con los Insurgentes) se erigió como Emperador del Primer Imperio Mexicano entre 1822-1823. Más tarde y al disolver el Congreso, en el que tampoco contaba con muchos amigos, Iturbide no pudo contener el Plan de Casa Mata, mismo que le daría el protagonismo a uno de los personajes más controvertidos del siglo XIX mexicano: Antonio López de Santa Anna (1794-1876) para derrocar al primer emperador.

Una década más tarde, Valentin Gómez Farías (1781-1858), presidente de México y de ideología liberal, y quien se alternó en varios periodos entre 1933 y 1934 la presidencia con Antonio López de Santa Anna, estaba decidido a sacar a la Iglesia de los temas de competencia civil, como por ejemplo, en el concerniente a la educación.

La Real y Pontificia Universidad de México se encontraba en manos de los elementos más conservadores y fanáticos del país, que detentaban el control de la educación y la cultura; preparaban y orientaban a la juventud en contra de los principios liberales y progresistas, constituyendo aquella institución el centro aristocrático de enseñanza de los sectores clericales y reaccionarios de la República, por lo que a ella no podían llegar fácilmente los jóvenes de la clase popular, carentes de recursos o de influencias.[1]

Por eso, el 21 de octubre de 1933  Gómez Farías suprimió la Real y Pontificia Universidad de México para crear la Dirección de Instrucción Pública, con esto daba un carácter público y científico a la educación en México y a los estudios medios y superiores. (Para más información sobre los reglamentos de la época ver aquí)

“Según la perspectiva de los liberales, en las universidades se impartían conocimientos poco útiles, además, siendo éstas controladas por el clero eran focos de oposición.”[2] Así y a pesar de la conformación de la Dirección de Instruccion Pública (la que más tarde sería nombrada como Secretaría de Educación Pública, SEP), las nuevas instituciones y recintos educativos sufrieron los embates de la época, por ejemplo, la intervención norteamericana, la pérdida  de casi medio territorio a manos de los estadounidenses, de la imposibilidad de poblar esos lejanos territorios y de leyes que aún no terminaban de forjarse cabalmente en el todavía naciente estado mexicano. Así, durante la primera mitad del siglo XIX la Universidad de México experimentó una serie de clausuras y reaperturas (1833, 1857, 1861) hasta que finalmente y durante el Segundo Imperio, bajo el gobierno de Maximiliano de Habsburgo se cerró definitivamente la Universidad el 30 de noviembre de 1867. La Universidad había caído en una crisis acerca de su misión, su forma de regirse y sobre todo era evidente la necesidad de una reestructuración. A partir de esto, la Dirección de Instrucción Pública estableció en el D.F., una serie de Escuelas Nacionales que suplirían los estudios anteriormente impartidos por la Universidad. De esta manera fue como se estableció la Escuela Nacional Preparatoria (Fundada en 1868), la cual fungiría como columna vertebral de la nueva organización educativa[3], basada en los ideales del positivismo francés de Augusto Comte, introducido en México por Gabino Barreda (1818-1881), quien impulsó el lema de “amor, orden y progreso”.  Paradójicamente la Universidad de México se mantuvo cerrada durante todo el porfiriato (1876-1880 y 1884-1910, si tomamos en cuenta el 20 de noviembre como inició de la fase revolucionaria o hasta 1911 cuando Díaz se embarcó a Francia) y fue precisamente a Porfirio Díaz quien el 22 de septiembre de 1910 –en medio de los festejos del Centenario de la Independencia de México y ya a la víspera de la Revolución Mexicana-, se le “ocurrió” reabrirla, no ya como Real y Pontificia Universidad de México, sino como Universidad Nacional de México. 
Pero, sobre este periodo y los antecedentes de la Universidad Nacional Autónoma de México les hablaremos en la próxima entrega.  

(¡Esperamos sus comentarios!)



La Universidad, durante el siglo XVIII y XIX, se mudó a las calles de Corregidora y Erasmo Castellanos y como podemos ver en la foto de arriba, en el patio de la Universidad se ubicó la famosa estatua "El Caballito", la cual hace alusión al rey Carlos IV de España, ¡ni más ni menos! Un símbolo ultra conservador si lo vemos con los ojos de la época y al mismo tiempo una excelsa obra de arte que ha sobrevivido a todos los vaivenes políticos mexicanos y a los restauradores...



[1] Ver “El laicicismo en la Historia de la Educación en México”, en:  http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/pedagogia/laicismo/2.html (24.01.2014)
[2] Cfr.  Márquez Carrillo, Jesús: “La educación pública Superior en México durante el siglo XIX”, en: http://biblioweb.tic.unam.mx/diccionario/htm/articulos/sec_28.htm (24.01.2014)
[3]Ver Marsiske, Renate: „La Universidad de México: Historia y Desarrollo”, p. 17, en: http://www.redalyc.org/pdf/869/86900802.pdf (24.01.2014)
*Foto: http://ciudadintima.blogspot.de/2013/07/la-antigua-universidad.html